sábado, 6 de junio de 2009

LA TAREA PENDIENTE

A continuación un párrafo que bien merece una reflexión. “La expansión (…) había sido desencadenada por un curioso tipo de crisis económica, la superproducción de capital y la aparición de dinero “superfluo”, resultado de un exceso de ahorro que ya no podía hallar inversiones productivas dentro de las fronteras nacionales (…) Las inversiones incontrolables en lejanos países, amenazaban con convertir en jugadores a grandes estratos de la sociedad, en hacer que toda la economía dejara de ser un sistema de producción para trocarse en un sistema de especulación financiera, y sustituir los beneficios de la producción con beneficio de las comisiones”. Cualquier lector desprevenido pudiera observar que lo previamente descrito es llover sobre mojado y repetir el preámbulo de la crisis financiera global que hoy padece el mundo occidental. Lo más curioso del asunto es que prácticamente sobre lo indicado parece existir un consenso virtualmente unánime. El hecho es que la cita no es ni remotamente contemporánea ni se refiere a la coyuntura actual. Fue publicada inicialmente en 1951 y se refiere a las condiciones iniciales del preimperialismo colonial, históricamente ubicado en la década de los ochenta del siglo XIX, y cuya autora fue la reconocida politóloga y filosofa Hannah Arendt. Esto evidencia, además de los preciosismos técnicos que pudieran argumentarse sobre los ciclos económicos, que el sistema capitalista tiende a presentar los mismos comportamientos y sus consecuencias, las cuales son más agudas en la medida del geométrico incremento poblacional, tecnológico y de consumo. Hasta aquí se pudiera simplemente decir que es tema conocido.

Lo verdaderamente interesante es que esta situación no fue el cuadro sintomático de una virulenta crisis sino más bien el inicio de una expansión colonial de escala universal. Sin pretender desmentir a los especialistas en el área, y tampoco negando ciertos supuestos determinismos sistémicos, pudiéramos presumir que nos encontramos, más que a las puertas del velorio final del sistema, en una potencial metamorfosis de expansión sin precedentes, ya no hacia un superado colonialismo sino hacia una nueva forma de economía neoglobal tutelada, con el claro aprendizaje de que la especulación, las estafas, los juegos irresponsable en la Bolsa y los escándalos financieros tienen que ser perseguidos y controlados por un nuevo y complejo marco de conceptos económicos y éticos. La presencia activa del Estado, no con la vocación totalitaria de unos ni tampoco como expresión decorativa de otros, debe ser redibujada para poder garantizar en un mercado, nos guste su existencia o no, necesario para atender el suministro y mantenimiento de la población. Más que un renacimiento de viejas utopías de paraísos sin clases y de una muerte tantas veces anunciadas de un capitalismo salvaje, pudiéramos estar en presencia del reacomodo del único sistema exitoso, hasta la fecha, de producción masiva, con la tarea pendiente de garantizar transparencia de negocios, asistencia a los desposeídos y una justicia sin los colores del dinero.

Es, sin embargo, prudente es acotar, tal como advierte Zizek “no existe algo así como un mercado neutro, en cada situación particular, las coordenadas de interacción mercantil están siempre reguladas por decisiones políticas. El verdadero dilema no es aquel de saber si el Estado debe o no intervenir, sino bajo que forma debe hacerlo”. Cuesta entender que una empresa quebrada reciba cincuenta mil millones de dólares para salvarla y que varios miles de pobres deudores pierdan irremisiblemente sus casas sin ningún tipo de auxilio. Es hacia allí donde debe dirigirse la solución del problema

2 comentarios:

JLTD dijo...

Sin contradecir lo escrito, el surgimiento del grupo de los 20, la Unión europea e incluso la adopción de las NIC NIIF, son movimientos y actividades que se orientan a la globalización de comportamientos financieros, no obstante, el aspecto político y militar hace que no nos llamemos a engaño, la ambición del hombre nunca será erradicada, pero por fortuna si puede controlarse, es allí donde caben estas acciones globalizadoras.

Pedro A. Rangel Cruz dijo...

De acuerdo con el comentario. En lineas generales, el cambio debe considerar esos elementos para que pueda dejar de ser simple enunciación