martes, 24 de noviembre de 2015

LA GRAN FARSA

Sostiene Bárbara Tuchman que “Si John Adams tuvo razón, y el gobierno es “poco mejor practicado hoy que hace tres mil o cuatro mil años”, no podemos esperar, razonablemente, mucha mejora. Tan sólo podremos seguir debatiéndonos como lo hemos hecho en estos mismos tres mil o cuatro mil años, avanzando gracias a periodos de brillantez y decadencia, de mayor esfuerzo y de sombra.” (pág. 368). Una de las tantas noticias que aparecen en nuestro convulsionado mundo del primer tercio del siglo XXI ha sido escasamente comentada y menos aún, digerida en todas sus consecuencias. Se trata del controvertido proceso contra dos periodistas, un sacerdote español y dos empleados relacionados con el último escándalo de filtración de documentos papales concernientes a maniobras financieras sospechosas de la Iglesia católica. La acusación se fundamenta en el contenido de dos libros de denuncia publicados por los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi. Las informaciones en las que se basan tanto el texto "Via Crucis", de Nuzzi como "Avarizia", de Fittipaldi, se extraen del material de una comisión investigadora del Vaticano. Independientemente de los argumentos, validos o no, que puedan presentarse en el juicio, hay algunos aspectos de forma que ahogan y solapan los delicados asuntos de fondo. Los primeros referidos a la libertad de los periodistas de publicar informaciones de interés público y de proteger a sus fuentes. Asimismo la actuación de los que teniendo acceso a información confidencial la divulgan sin autorización. La frondosidad de discusiones que sugieren ambas implicaciones es densa e interesante pero no la más importante. El asunto de fondo es el origen de la querella y que afecta directamente a una institución milenaria. Son los reiterados indicios de manejos dolosos y criminales en los cuales están involucrados conspicuos miembros del clero vaticano. No se trata de mancillar la reputación de una iglesia por la actuación de sus miembros. Se trata de cuestionar la naturaleza y comportamiento históricamente corroborable de negación y disimulo con la cual se enfrentan estos escándalos. Se trata además del burdo chantaje psicológico de anatemas y amenazas a los que cuestionen el comportamiento de una institución “sagrada”. El punto crucial es que se trata de una estructura de poder de monarquía absoluta, que bajo la supuesta doctrina de una religión, comete actos repudiables, los cuales se niega a ventilar. Las depravaciones y crímenes cometidos o auspiciados por los Papas Sixto IV, Inocencio VIII, Alejandro VI, Julio II, Clemente VII y Leon X, por solo mencionar a los de la época del Renacimiento revelan una podredumbre moral que ha aquejado la cabeza visible de esta institución durante toda su existencia. He aquí la farsa. BIBLIOGRAFIA - Tuchman, Bárbara (1989). La Marcha de la Locura. Fondo de Cultura Económica. Mexico.

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