No es preciso asumir una postura ideológica definida para preguntar, aunque sea de manera ingenua, ¿Qué pasa con la cantidad de venezolanos secuestrados y vendidos como mercancía a los grupos irregulares colombianos? ¿No existe la posibilidad de que intercedan por ellos con la misma vehemencia con la cual se intenta la liberación de los secuestrados por mediación del presidente Hugo Chávez?
Voceros del gobierno venezolano posiblemente argumentaran que no hay secuestrados nacionales, que dicha aseveración es una alucinación de “los tarifados del imperio”. En la lógica manejada por ellos, hasta la reacción escatológica y amenazante del presidente ante los resultados del referéndum constitucional, fue una demostración palmaria del talante democrático del primer magistrado nacional.
Es necesario que los venezolanos todos, tanto seguidores del gobierno como los adversarios, establezcamos exigencias mínimas para gobernar más y figurar menos al ciudadano que ejerce el poder ejecutivo. El desgaste de las oportunidades coyunturales de la economía y la distracción de ingentes recursos en actividades de una dudosa solidaridad externa en detrimento de las amplias necesidades internas, son oscurecidas con esas figuraciones efectistas, mas para consumo mediático que para resultados tangibles.
Esas argumentaciones ramplonas no convencen, pero tampoco originan una acción civil que permita la entrega de cuentas y el rescate de un respeto que como sociedad merecemos
domingo, 30 de diciembre de 2007
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